Si el pasado noviembre disfrutaste del directo de Alice Wallace no deberías perderte a Kacy & Cayton, que llegan junto a su banda completa para presentar "Carrying On", producido por su admirador confeso Jeff Tweedy.
Kacy Anderson y Clayton Linthicum crecieron a pocas millas de las Wood
Mountain Uplands, una comunidad aislada al norte de Saskatchewan que se encuentra cerca de la
frontera con Montana. Allí descubrieron y aprendieron la música country y el
folk de familiares y vecinos, actuando en la taberna local y hablando de las
tradiciones y las viejas historias familiares. Aseguran estar obsesionados por las texturas acústicas de los montes Apalaches y la
tradición pastoral del country y el folk psicodélico inglés de los años sesenta
y setenta. Una versión moderna y exultantemente joven, pero igual de
atemporal, de dúos folk como Richard y Linda Thompson o Ian & Silvia Tyson.
Producidos nuevamente por Tweedy,
Kacy & Clayton ofrecen uno de los sonidos más frescos de folk country que
hemos escuchado en mucho tiempo. Voces magnéticas y canciones encantadoras en
las que se entrelazan la expresiva voz y el brillante violín de Kacy Anderson con el intrincado trabajo de guitarra y las cálidas armonías vocales de su
primo y compañero musical Clayton Linthicum. "La primera vez que
escuché a Kacy & Clayton me quedé sorprendido por cómo habían absorbido
todos los detalles y matices de lo que parecía un denominador común de mi
colección de discos. Cuando les dije que eran tan buenos como los artistas que
de alguna manera recreaban, no creo que me creyeran", afirma orgulloso Tweedy.
El debut del dúo canadiense en 2016 para New West Records, "Strange
Country", les granjeó entusiastas críticas a ambos lados del Atlántico. La mezcla de influencias folk y country norteamericanas y de Gran Bretaña e Irlanda, bajo la
batuta de Tweedy, inyectó energía joven y sensibilidad a su estilo, lo que les hizo dar un paso de gigante con "The Siren’s Song".
En "Carrying On" citan como influencias a Bobbie Gentry, Hoyt Axton, al steel guitar de Ralph Mooney, al sonido Bakersfield de los años cincuenta y a los violines de la música cajún. "En este disco no escucho todas esas influencias tanto como a ellos hablando de las cosas que aman de manera íntima, contando su propia historia", dice Tweedy. Una intensidad y una sensibilidad confesional que llega al alma del oyente.
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