[Santander Music 2017. Programación de invierno] PÁJARO: UN VIAJE SONORO POR EL WESTERN, EL ROCK, EL SURF, EL FLAMENCO, EL TROPICALISMO Y LA TARANTELA


El nombre y la guitarra rockera de Andrés Herrera "Pájaro" han sonado siempre acompañando a otros músicos como Raimundo Amador, Pata Negra, Kiko Veneno o Silvio Fernández Melgarejo. La gira de Santa Leone le llevó a dar más de cien conciertos por todo el estado, actuando en los principales festivales y siendo escogido como invitado de Bob Dylan en su última gira
La grabación de su segundo álbum, He matado al ángel (Happy Place Rc, 2016), contó con la producción de Paco Lamato y Raúl Fernández, la coordinación y dirección artística de Joaquín Aneri y colaboraciones de Guadalupe Plata, Julián Maeso, El Twanguero, Los Saxos del Averno, Los Quiero y el trompetista Ángel Sánchez.
"El ángel voló sobre todos los tejados, quebrando y desolando con su veneno. Todo era barro y cieno. Tuve que matarle con mis propias manos y escondí sus alas dentro del sagrario". Son palabras del Pájaro. Tres frases puras 100%, sin cortar. Una mini historieta de tinte noir con la que el músico sevillano ha querido resumir el espíritu de su gira 2017. La presentación de su aclamado segundo disco, He matado al ángel (Happy Place 2016), llegará a Santander con banda al completo: Andrés Herrera a la voz y guitarra, Raúl Fernández a la guitarra, Paco La Mato a la otra guitarra, Pepe Frías al bajo, Roque Torralva a la batería y Ángel Sánchez a la trompeta. Seis jinetes en la carretera. Como Batman y Los Outsiders en clave big band crepuscular. 
Cuando Andrés Herrera muta en Pájaro, el sueño de la razón termina provocando una fauna tramposa y tabernaria. Un microcosmos difícil de catalogar. En esta taxonomía caben tantos personajes románticos como figuras violentas; penitentes de capirote y cera; borrachos; cowboys urbanos; alguna femme fatale; golfos de Capri; yonquis de la vida; cómicos renqueantes y supervivientes de un género resbaladizo y desarbolado por la cambiante actualidad musical. Santos y francotiradores pernoctando en esa estación de tránsito que es el crossover. ¿Blues? ¿Swing? ¿Surf? ¿Doo-Woop? ¿Swamp-rock? ¿Boogie psicodélico? Acérquense mejor a una sala y testeen la historia en persona.



(...) La visión que tiene Pájaro sobre tocar directo va sobre algo intenso, sexy y elegante; a veces un tanto deprimente. Como acabar durmiendo con un traje arrugado en el portal de otro. Aunque al final todo se resume en una imagen icónica: esa mujer alada sosteniendo la hipodérmica entre sus labios, coronando el cartel que Álvaro P-FF The Fly Factory ha diseñado para ilustrar la flamante gira que se nos viene encima. Fuego, cristal y plata. Altos vuelos, bajos fondos de la Sevilla mariana. Dejen paso, toca abandonarse. Camino a la perdición. 
Echaban de menos ese amargor, estoy seguro. Pues ahora tienen ración doble. O triple. Será por fechas... Una caída libre sobre las ruinas de Fort Bravo con Los Saxos del Averno anunciando que el pollo ya está en el horno, desplumado y cuarteado como un triste bolero sobre una mesa de disección. Es el puto The End, con Django Reinhardt drenando fuego a dos dedos desde la caja torácica de su guitarra. Un viaje de cráneo y sin frenos hacia el núcleo caliente de ese Mediterráneo de plomo y polvo fieramente retratado por Sergio Leone. Moscas de bar bajo un sol que abrasa. Peckinpah en el confesionario. En dos palabras: rollo Pájaro. Él no lo ha inventado, pero lo recrea con pasión y maestría. Como una criatura anti diluviana con chaleco y pajarita. Un ángel ejecutor adiestrado para destilar su propia bilis en forma de canciones. Una inversión contra natura de Dios, con las alas impregnada de magia y el fuego rugiéndole en las venas. Al final no es más que Rock and Roll. Pero nos gusta, vaya si nos gusta. Yo de ustedes me lanzaba en plancha, de lleno al Apocalipsis.
Texto: Emilio R. Cascajosa

Pájaro (Sevilla, España)
Sábado 1 de abril, 2017

Sala Sümmum
[c/Casimiro Sáinz 10, Santander]

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