Blue Mesa es el nuevo y brillante disco de Luke Winslow-King, lanzado a través del sello rebelde de Chicago, Bloodshot Records. El sonido de Winslow-King siempre se ha movido ágilmente entre las varias formas de música estadounidense, y en Blue Mesa le encontramos fusionándolos como nunca. El disco combina potentes piezas de blues eléctrico, canciones folk desnudas, algo de country blues, boogie e himnos rabiosos de rock and roll.
Un regreso sutil al sonido más crudo de sus trabajos anteriores, muy inspirado en el country blues y el jazz tradicional de las string bands. Grabado en la localidad italiana de Lari, una pequeña fortaleza medieval en el corazón de la Toscana, cuenta con su fiel colaborador y estratosférico guitarrista Roberto Luti, el batería Chris Davis (King James & The Special Men), el órgano de Mike Lynch (Bob Seger, Larry McCray) y el bajista Christian Carpenter entre otros.
Blue Mesa rebosa de intensidad emotiva con Winslow-King manejando varias guitarras y dobros como un verdadero maestro. Los últimos años han sido marcados con importantes acontecimientos en su vida (una estancia en prisión, un divorcio, la pérdida de su padre y la de Lissa Driscoll, una de sus mentoras en Nueva Orleans…) y, como era de esperar, estos trastornos personales se han reflejado en sus temas.
Desde el amor perdido y encontrado hasta el conflicto entre la luz y la oscuridad que acompañan una vida de viajes y vagabundeo, Blue Mesa presenta el conjunto de letras más personal y sólido que ha escrito nunca. Evoca el estilo de Paul Simon y Robert Cray, el estilo guitarrístico de Mike Campbell, el espíritu gospel y el infeccioso soul de Stax en canciones de carretera con un profundo poso personal.
En este punto de su carrera, el cantante y guitarrista ya ha absorbido las ofrendas de una vida dedicada a la música. Nacido y criado en la ciudad de Cadillac, al norte de Michigan, a los diecinueve años se mudó a Nueva Orleans y allí pasó los siguientes quince años sumergiéndose en las aguas musicales que corren en la ciudad, adoptando una rica perspectiva de las tradiciones musicales de las que se había enamorado en su juventud.
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