[2ª Edición Feria Internacional del Disco y Coleccionismo Santander 2017] ACTIVIDADES PARALELAS: MERIDIANO DE LA FERIA, JUEVES 24 Y VIERNES 25

En el meridiano de la feria, el jueves 24 [11h a 14h], será Pheel quien desempolve sus vinilos. Pheel es el a.k.a. de Guillermo Antón, componente junto con Israel Ruiz del proyecto de música electrónica Ian G., con varios años de buceo en sonidos experimentales. En su faceta de selector y coleccionista predomina el jazz en muchas de sus vertientes con especial espiritual (Strata East, Black Jazz, Tribe, Nimbus, etc). En sus sesiones tampoco faltan otros géneros como el funk, el reagge, dub y los sonidos africanos. 
Por la tarde, el rock se adueñará de los platos de mano de Jukeboss a.k.a. Retroespectre [17:30h a 19:30h].


Tras la sesión llegará Alabama Monroe [19:30h], que mostrará su directo en el escenario de la Plaza Alfonso XIII. Un grupo adictivo de sonido directo y abrasador. Sus letras, descarnadas e imperfectas, poseen el descaro y la energía de una banda de rock primeriza. Sudan, palpitan, tienen carácter, actitud y tablas. Su singular puesta en escena no deja indiferente. Su hábitat natural es el directo, preferiblemente salas de pequeño aforo donde desgranar su cancionero, buscando -y encontrando la complicidad del público. Para esta ocasión han preparado un set list que recoge sus canciones favoritas de dos bandas tan emblemáticas, y que tanto han marcado el rock en castellano, como Tequila y Los Rodríguez.
Tras el directo de Alabama Monroe, Cosmic Charlie [20:30h a 21:30h] ofrecerá a los platos una sesión de psychedelic U.S.A. 1965/75. Fuzz acid and flowers! Apasionado coleccionista de vinilo, Cosmic Charlie toma su nombre de una canción de 1969 del grupo norteamericano Grateful Dead, concretamente de su tercer álbum Aoxomoxoa, la época más ácida de la Costa Oeste.
El viernes 25, desde Jerez de la Frontera llega Mr. Scooby Dj [de 11h a 14h y de 17:30h a 19:30h]. Con más de dos décadas a sus espaldas, el rock and roll y rockabilly de los años 50 son la base de sus sesiones. A estos sonidos se suma su buen gusto a la hora de pinchar twist (sobre todo nacional de principios de los años sesenta) y material británico pre-beatles, además de referencias actuales que hagan bailar esos ritmos que surgieron en Estados Unidos en los cincuenta.
Este pinchadiscos se nos antoja ideal para, entre las 18:30h y las 19:30h, ofrecer una selección especial que estará acompañada del colectivo de bailarines Swing Santander & Jesús Terán. Este ecléctico e imparable colectivo de amantes del baile y del swing recupera la época dorada del jazz y el baile en la ciudad, recordándonos que el primer pub con autorización para actuaciones en directo de España estuvo en Santander: el Drink Club del Río de la Pila, todavía en activo y uno de los sitios donde empezó el genial músico y compositor santanderino Jesús Calderón.
A las 19:30h, nueva cita con la música en directo en el escenario de la Plaza Alfonso XIII de Santander a cargo de los donostiarras Ghost Number & His Typsi Gypsies, una rara avis dentro del panorama musical nacional.
David Pisabarro (a.k.a. 413), frontman y banjo-man, lidera una banda formada íntegramente por instrumentos acústicos: contrabajo, violín, trompeta, guitarra y una austera percusión. Con un pie en el country & western, el swing y en el blues de los años 30 y 40, tratan de adentrarse en terrenos menos explorados y más contemporáneos, implementando influencias de Europa del este o de calypso haytiano. Sus sets nos dejan regusto a Cab Calloway, Hank Williams, Johnny Cash, Tom Waits, Pokey LaFarge o C.W. Stoneking, todo ello mezclando un especial aprecio por el acorde menor.
Pese a su corta trayectoria se han hecho un hueco rápidamente en la escena de raíces, lo que les ha llevado a compartir cartel con bandas internacionales como Deke Dickerson & The Straitjackets, The Outta Sites, C.W. Stoneking, Slim Cessna´s Auto Club o John Paul Keith además de haber participado en festivales consagrados como el Heineken Jazzaldia, Kutxa Kultur o el Tibidabo Live Fest. 
Este año ha visto la luz su primer largo, From Dawn to Dust (Gran Sol, 2017). Suenan a unos lisérgicos Giant Sand en "Shady Lady", a un embriagado Harry Belafonte en "Proud of My Sins" o a un Tom Waits reformado y con la voz aclarada en "Desert Siren’s Song", y es esa capacidad para conjuntar sonidos ajenos en algo tremendamente personal lo que los hace especiales.
Al finalizar la feria, y en este caso en la Sala Niágara (c/San Simón 14, Santander) a partir de las 22:30, el increíble combo japonés Kikagaku Moyo. La entrada al concierto será gratuita hasta completar aforo. 
Kikagaku Moyo son un quinteto de Tokyo que sigue la senda de otros combos japoneses como Flower Travelling Band, Les Rallizes Dénudés, Speed Glue Shinki, White Heaven, High Rise, Boris o Acid Mothers Temple. En apenas cuatro años de trayectoria han publicados tres discos: Kikagaku Moyo (Cosmic Eye/Sound effect, 2013), Forest of Lost Children (Beyond Beyond is Beyond, 2014) y House in the Tall Grass (Guruguru Brain, 2016). A ellos se suman los EPs Mammatus Clouds (Sky Lantern/Captcha/Cardinal Fuzz, 2014) y Stone Garden (Guruguru Brain, 2017) y los singles Flujo y Reflujo split with Kinski and Kawabata (God Unknown, 2015) y Spinning Wheel split with Moon Duo (Jean Sandwich, 2015). Una dilatada colección de temas para una banda tan joven. Sorprende lo centrados y maduros que suenan y cómo dirigen con maestría una curiosidad casi infantil que cristaliza en un audaz viaje musical.
Las etiquetas no aciertan a describir lo redondas que son sus canciones. Su sonido -en el que la improvisación, al igual que en el jazz, es un elemento clave- abarca un amplio espectro de influencias que parten del rock para sumergirse en estilos como el rock progresivo, la psicodelia, el kraut, el folk, el rock de los 70, la música clásica hindú e incluso la música ritual: "en tiempos antiguos, el objetivo de está música era algo diferente. Sería fantástico si pudiésemos guiar los viajes mentales de la gente a través de nuestra música". Un festín de sonidos que ensamblan a la perfección en cada uno de sus directos; inevitable que nos traigan a la mente figuras tan eclécticas y personales como la de Frank Zappa y sus Mothers of Invention. "Cuando empezamos, solíamos quedarnos tocando juntos toda la noche. Cuando llevábamos más de seis horas tocando sin parar en la oscuridad, empezábamos a ver colores y patrones geométricos -Kikagaku Moyo en japonés- dentro de nuestros párpados, a pesar de ello seguíamos tocando en un estado de vigilia. De ahí vino la inspiración para nuestro nombre". Antes de girar por medio mundo, Kikagaku Moyo fueron durante años músicos callejeros en una ciudad tan peculiar como Tokyo (Japón). Esta experiencia moldeó el sonido del grupo, desarrolló sus habilidades en el directo y amplió su capacidad para la improvisación. 


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